lunes, 5 de mayo de 2014

EL PRINCIPE MATEMATICO


Había una vez, en un reino muy, muy lejano, un joven príncipe al que le gustaba muchísimo hacer cálculos matemáticos. Estaba todo el día con un cuaderno y un lápiz haciendo todo tipo de cuentas, y resolviendo los más complicados problemas. Y jamás usaba la calculadora.
Un día su padre, el rey Quique, le dijo:
  • Cuchuflo, hijo. Por favor te pido que salgas a jugar al inmenso parque que tenemos en este castillo. Hoy es un día estupendo, y te va a hacer mal estar tanto tiempo encerrado en este cuarto. Nunca, desde tu nacimiento, has salido de él; y es muy malo para la salud de las personas estar todo el día recluido en un mismo sitio, sin relacionarse con otras personas. 
  • Está bien, padre – contestó el príncipe. Pero te aseguro que no me divertiré tanto como me divierto haciendo esta hermosa actividad.  
 
Al salir de su cuarto, Cuchuflo se encontró con un mundo totalmente novedoso para él. Decidió ir al parque, tal cual le había ordenado su padre, mas no conocía el camino. Por lo tanto, comenzó a investigar el castillo. Cruzando pasillos y escaleras, se topó con una pequeña puerta de madera.
  • ¡Ésta debe ser la salida! – exclamó convencido. 
Al abrirla, notó que se había equivocado, pero quiso investigar hacia dónde conducía ese lugar. 
Era un sitio sumamente oscuro, con muy poca iluminación como para no llevarse nada por delante. Llegó a dar sólo dos pasos, cuando oyó una voz que le dijo:
  • Entraste en el laberinto más peligroso del universo, y no podés volver a atrás. Para cruzarlo, vas a tener que pasar cinco pruebas muy difíciles, de las siete con las que te encontrarás.
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Una vez situados en el cuento, y metidos en el papel de Cuchuflo, hacemos 6 grupos y ahora se trata de salir del laberinto entre todos. Cada grupo deberá resolver al menos 5 de las pruebas matemáticas que hemos preparado, y así conseguirá una llave.

 Pero para salir del laberinto es necesario tener las llaves de todos los grupos y ponerlas en el panel
¡¡Lo conseguimos entre todos!!
Ahora a escuchar el final del cuento.
 
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  •  Hijo – Dijo el Rey Quique – ¿Qué hacés saliendo de la más peligrosa trampa mortal? 
  • Me perdí buscando el parque – dijo el niño – y sin querer me metí ahí. Pero fue muy divertido. Casi muero al final, pero supe la respuesta antes que las paredes me pincharan. 
  • Hijo – agregó el rey – Si no fuera porque estás todo el día encerrando practicando matemática, te hubiera pasado lo peor. Te pido perdón por haber querido sacarte esa actividad. Ahora, si querés, podés continuar con lo que estabas haciendo. 
  • Si, papá – dijo Cuchuflo – voy a continuar con lo que estaba haciendo: buscar la salida al parque. – Lo pensé muy bien, y creo que lo mejor es salir a respirar un poco de aire puro. La matemática sirve muchísimo para la vida cotidiana de las personas, y por eso no hay que dejar de practicarla, aunque parezca la materia escolar más aburrida de todas. Pero tampoco hay que estar todo el día encerrado y alejado del mundo haciendo una sola actividad. Comprendí que hay que salir al exterior, y relacionarse con todo tipo de personas, preferentemente de mi misma edad. Por eso, a partir de ahora, voy a dedicarme a estudiar, pero a divertirme a la vez. No voy a estar todo el día encerrado sin hablar con nadie. Voy a dedicarme de lleno, las primeras horas del día al colegio, y al finalizar las tareas, saldré a jugar con los amigos que me haré ahora. Muchas gracias, papá, por haberme retado.

Así, Cuchuflo, nunca más estuvo solo en su cuarto. Cuando llegaba del colegio, hacía la tarea e iba a jugar con sus amigos.

Y vivió muy pero muy feliz TODO el resto de su vida.

… Y colorín colorado, este cuento se ha acabado…